el hombre sin alma una vez sí que la tuvo. se llevaban bastante bien: leían, paseaban, iban al cine… nada parecía ir mal entre el hombre sin alma (que por entonces sí que la tenía) y su alma.
pero un día, un tranquilo y agradable día de primavera, el alma del hombre sin alma simplemente se fue. no le dejó nada, excepto una nota diciéndole que había encontrado otro cuerpo más joven y más bonito con el que compartir su tiempo, con quien ir al cine, con el que llevarse bien…
el hombre sin alma poco pudo hacer, salvo resignarse.
sin embargo, secretamente, el hombre sin alma nunca perdió la esperanza de que su alma volviera. por eso decidió vestirse bien apuesto, no vaya a ser que su alma vuelva.
aun sigue. esperando.
y tú no te das cuenta, porque tienes alma, pero hay muchas cosas que uno no puede hacer cuando ha perdido su alma. las puertas automáticas no se abren, las básculas de las farmacias no te detectan y siempre pitas en los controles del aeropuerto, aunque te hayas quitado el cinturón.
no es fácil vivir sin alma pero el hombre sin alma no quiere una nueva. el hombre sin alma quiere la suya.
por eso sigue.
esperando.
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